Por: Niza Valdivia Gómez*
“Es preciso soñar, pero con la condición de creen en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.”
Vladimir Ilich Uliánov “Lenin”.
Es curioso tomar como ejemplo a China cuando llega al poder Deng Xiaoping, particularmente al darse cuenta que frente al pacto secreto de 18 familias de parcializar los terrenos que eran colectivos y recibir cada quien los beneficios que de ello producían, el sistema funciona, el capitalismo era la clave y que había que adoptarlo, pero el sistema político seguía y seguirá poniendo resistencia y proclamándose comunista, ¿Cuál era el futuro de China? ¿Cuál es? El objetivo no era cambiar el partido comunista chino sino revisar la economía. Por otro lado, también resulta interesante como reflexión la caída de la URSS porque curiosamente al caer el comunismo, lo dejaba limpio de toda culpabilidad, pues permitía que el socialismo, para no morir, se convirtiera en otra cosa, con nuevos peligros, nuevos dogmas, nuevas figuras carismáticas plagadas de falacias y demagogias populistas que seducirían al pueblo para luego tomar el poder y subyugar, un claro ejemplo fue y es: El chavismo.
Cuando un pueblo está desgastado, descontento, fatigado, puede creer en lo que sea, aferrarse a un sin numero de dogmas seductoras, es la antesala para toda revolución, y con el chavismo no fue diferente, pues nadie opuso resistencia, todos parecían creer que era el renacimiento de una sociedad mejor que la anterior. Hoy en día nos hemos llenado de una necrofilia ideológica, esto es, abrazar ideas muertas pese a las pruebas irrefutables de que no funcionan, que están condenada al fracaso, y Hugo Chávez encarna aquello, mezclado con un autoritarismo casi obsesivo para sostener una ideología condenada al fracaso, sin embargo justa, no importa las muertes y masacres, está justificada, por eso la llamo una Guerra Justa, basándome en los planteamientos del jurista y filosofo político alemán Carl Schmitt, donde dicha guerra queda impune posteriormente, y abraza una serie de marginalidades necesitadas de atención, que permiten llegar a la fórmula: si no es esto, será lo otro, y si no es lo otro, será aquello, una cadena de fechorías sociales que la mantienen viva y justificada frente a todo lo que parece mostrar errores o desigualdad. Y es cierto que en la lógica totalitaria no existen argumentos, sino intereses e insultos, las instituciones estatales han pasado a estar al servicio de la revolución, se ha desacreditado a la religión y se han reprimido las garantías constitucionales, en definitiva “se ha dañado lo que funciona”.
El socialismo es probable que persista, porque al igual que un virus, cambia su código genético, y cuando se cree que se ha encontrado la cura, nuevamente ha modificado su gen, mientras haya una persona sin recursos, pero con esperanza habrá socialismo que enaltecer, pues desde la pobreza se ha logrado construir el proyecto de dominación política, desde la pobreza se ha exacerbado el odio y el resentimiento hacia el que no es pobre. Todos discuten cómo acabar con la pobreza y la desigualdad, controlar la economía y que el Estado se haga cargo, pero pocos piensan cómo se hace uno rico, qué implica emprender, cuales son los cálculos económicos que hace todo empresario y entender que la economía no funciona mejor sobre la base de una planificación estatal.
_____________
*Abogada, Licenciada en Ciencias Jurídicas de la universidad de Antofagasta. Estudiante de posgrado Maestría en Filosofía Universidad Francisco Marroquín, Guatemala.
Creadora de podcast «499-analicemos juntos» en Spotify.
780 visitas