La subversión ideológica es una antigua técnica utilizada por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para cambiar la percepción de la realidad. Se trata de un proceso legal, abierto e indisimulado. El proceso se vuelve tan efectivo que nadie es capaz de percatarse de que esta siendo subvertido. Se trata de un proceso de “lavado de cerebros” que avanza lentamente en el sujeto. Hoy se familiariza con el proceso de “deconstrucción”, que en sí busca invertir y pervertir los valores de la esencia humana.
De acuerdo el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, “subvertir”[1] tiene como significado trastornar o alterar algo, especialmente el orden establecido. A su vez, la misma fuente señala que para la palabra “invertir”[2] es, entre otros, cambiar, sustituyendo por sus contrarios, la posición, el orden o el sentido de las cosas. Y finalmente “pervertir”[3] se refiere a viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc., junto con perturbar el orden o estado de las cosas. Las tres categorías están relacionadas con el proceso de deconstrucción.
Sin embargo, la subversión ideológica se utiliza como una forma de combatir sin haber disparado un solo tiro. Se trata de un proceso de instalación ideológica de avance lento, que se transforma finalmente en una “guerra psicológica” y que se emplea como un arma para grandes procesos políticos. Como proceso está conformado por 4 principales etapas:
- Desmoralización
- Desestabilización
- Crisis
- Normalización
Desmoralización
La desmoralización es un proceso que puede tardar de entre 15 a 20 años, dado que es el tiempo mínimo que demora educar a una generación de estudiantes en el país que es objeto de la subversión. En el caso chileno, el proceso de desmoralización comenzó después de 1990, con estrategias en los colegios, como el retiro de la malla curricular de las clases de educación cívica. En la educación superior, la instalación de profesores exiliados que diseminaron las ideas marxistas y socialistas en las principales carreras humanistas.
En este sentido, en 2006 surgió la “Revolución Pingüina”[4], que corresponde al primer alzamiento de participación masiva de estudiantes secundarios en Chile, manifestándose a favor del derecho a la educación, en respuesta a la privatización del sistema de educación chileno, impuesto por el régimen del general Augusto Pinochet Ugarte. Dentro de estas movilizaciones se llegó a contabilizar alrededor de 400 establecimientos educacionales paralizados. Sin embargo, fue la primera expresión de “subversión ideológica” a la que estaba siendo sometida esa primera generación, sin que hubiese un contradiscurso en la época. En consecuencia, fue el primer indicio de “lavado de cerebros” de los estudiantes, bajo la lógica de la subversión ideológica.
Luego, de esa generación de estudiantes en 2006, con una edad máxima en aquel entonces de 16 años, en la actualidad (2020) tienen 30 años. Es decir, se trata hoy de adultos jóvenes, muchos de ellos, en la línea profesional y ocupando cargos relevantes de carácter público. Siguieron la lógica formativa y deconstructiva de la enseñanza básica, media y superior, es decir, un proceso de “lavado de cerebros” en toda su extensión. Tal es el caso de parlamentarios actuales como Camila Vallejos, Giorgio Jackson y Boric, que representaron los liderazgos de esa línea de subversión ideológica de la época.
Paralelamente, los estudiantes secundarios y universitarios de toda la década de 1990, es decir, aquellos con un promedio de 16 años, a principio de esa década, en la actualidad tienen alrededor de 46 a 47 años de edad. En la educación superior recibieron los primeros atisbos de subversión ideológica en las universidades y hoy muchos son parte de importantes medios de comunicación. Tal es el caso de Mónica Rincón de CNN o Daniel Matamala de CHV, que tienen una marcada tendencia ideológica en su contenido. En ese mismo caso, se encuentran los editores de los principales canales de televisión, que marcan una agenda informativa con una tendencia.
Es por esa razón que los medios tradicionales tienden a desinformar y a cambiar el concepto de realidad de noticias que afectan el espectro político del país. Tal es el caso de los titulares noticiosos que buscan desprestigiar a las instituciones de orden y seguridad pública como el caso de Carabineros de Chile. O dar trascendencia a eventos o acontecimientos que no lo tienen, pero que van en la línea de subversión ideológica establecida.
En esta misma línea se encuentra Jueces en el poder judicial, con una marcada tendencia ideológica, que muchas veces afecta la objetividad e imparcialidad de los fallos. Médicos que aprovechan su formación para relativizar acontecimientos que pueden o no tener respaldo en la ciencia, como el caso de la pandemia. Profesores de los distintos niveles, Historia, Filosofía, Lenguaje, que han aprovechado las aulas para realizar proselitismo político y adoctrinamiento. El mundo de las artes, absolutamente copadas por ideologías, muchas veces, antagónicas al sentido común.
En síntesis, se trata de una generación que está contaminada, programados para reaccionar a ciertos estímulos según un determinado patrón. No es posible cambiar sus mentes, incluso si se les expone a datos reales e incuestionables, buscaran la forma de rebatir y no aceptar. Es imposible revertir su percepción básica y lógica de comportamiento. En otras palabras, están en un proceso de desmoralización completo e irreversible.
En este caso, para revertir el proceso, se requiere de 15 a 20 años nuevamente para volver a educar a una nueva generación bajo conceptos de patriotismo. Y de sentido común. Sin embargo, para que eso ocurra, primero habría que proscribir el Comunismo y el Marxismo, como prácticas políticas, para evitar el contradiscurso.
acondicionados para la primera etapa de desmoralización de la subversión ideológica ha llevado a cabo en nuestro país con cierto éxito y hoy nos encontramos en una segunda fase de la subversión ideológica, la desestabilización.
Desestabilización
Se trata de un proceso que tarda de 2 a 5 años y sus objetivos se centran en tres aspectos importantes: Economía, Política exterior y Defensa. Es decir, lograr atacar la desestabilización de la economía, como el caso en Chile de las PYMES que debieron cerrar a consecuencia del 18O. La política exterior, con el caso de abrir las fronteras a más inmigrantes o de ceder territorio a Bolivia. Y la desestabilización de los sistemas de defensa nacional, como la neutralización del poder militar. En los últimos meses se ha visto cómo el gobierno ha expuesto a las Fuerzas Armadas a tareas de orden público que no son su naturaleza y limitándolos con el uso de las RUF.
En consecuencia, en la actualidad nos encontramos en un proceso de desestabilización que comenzó el 18 de octubre de 2019 y se podría prolongar hasta por 3 o 4 años más. Esto implica que continuaran los ataques y los intentos por deslegitimar a las FFAA y Carabineros. Para ello, los organismos utilizados como instrumentos políticos como el INDH o la Defensoría de la Niñez, continuarán siendo el bastión de este proceso.
Crisis
Una vez desestabilizado, puede tomar solo un par de semanas llevar al país a una crisis total. Esto pudo observarse en los acontecimientos que vivió el pueblo de Venezuela a consecuencia del régimen de Hugo Chavez y continuado por Nicolás Maduro.
Normalización
Posterior a la crisis, con el violento cambio en la estructura de poder y de la economía, llega el proceso de normalización, que puede durar indefinidamente. El concepto de normalización es una expresión “cínica” que proviene de la propaganda soviética, cuando los tanques soviéticos invadieron Checoslovaquia en 1968. En aquel entonces el comandante de la época, Brézhnev, señaló “Ahora la situación en Checoslovaquia está normalizada”.
Bajo este escenario a las personas se les promete toda clase de bienestares y el paraíso en la tierra, desestabilizando la economía, eliminando los principios del libre mercado e instalando al Gobierno que creará la falsa ilusión de que todo está bajo control. En este sentido, una especie de “Gran Hermano” como en la obra de George Orwell de 1984.
Líderes como Daniel Jadue, prometerán “el oro y el moro”, aun cuando pueda o no cumplir con esas promesas, pero al final nada de eso será real. Irá a Venezuela o a Cuba a besarle el trasero a los principales dictadores y violadores de derechos humanos, dando la impresión de que todo está bajo control. Sin embargo, la situación no estará bajo control, nada estará bajo control, sino al contrario, la situación estará escandalosamente fuera de control.
Medios de comunicación, educadores y políticos adoctrinarán a los jóvenes para hacerles creer que estarán viviendo en tiempos de paz, pero es FALSO.
La realidad de todo esto radica en el “Sistema Global Comunista” o como algunos otros le llaman, la “Conspiración Global Comunista”
El proceso de Subversión Ideológica fue relatado por el ex agente soviético Yuri Bezmenov. A continuación su entrevista.
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REFERENCIAS
[1] Disponible en: https://dle.rae.es/subvertir
[2] Disponible en: https://dle.rae.es/invertir?m=form
[3] Disponible en: https://dle.rae.es/pervertir?m=form
[4] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Movilizaci%C3%B3n_estudiantil_en_Chile_de_2006, consultado el 03-09-2020